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miércoles, 1 de junio de 2016

EL DORADO

(El Dorado) - 1966

Director: Howard Hawks
Guion: Leigh Brackett

Intérpretes:
- John Wayne: Cole Thornton
- Robert Mitchum: John Paul Harrah
- James Caan: Mississippi
- Charlene Holt: Maudie
- Arthur Hunnicutt: Bull
- Michele Carey: Josephine McDonald
- R. G. Armstrong: Kevin McDonald
- Edward Asner: Burt Jason
- Christopher George: Nelse McLeod
- Paul Fix: Doctor Miller


Música: Nelson Riddle

Productora: Paramount Pictures
País: Estados Unidos

Por: Jesús CendónNota: 9,5

“Se me pagaba para jugarme el pellejo y he decidido que cuándo y dónde yo quiera, no ahora” (Cole Thornton rechazando la proposición de Jason tras haber hablado con el sheriff Harrah).

Howard Hawks molesto por el camino emprendido por el cine llamó a John Wayne, igualmente incómodo y con el que había rodado “Río Rojo” (1948), “Río Bravo” (1959) y “Hatari” (1962), con el objeto de filmar un nuevo western de corte clásico basado en la novela “The stars in their courses” escrita por el especialista Harry Brown, para cuya adaptación contó de nuevo con Leigh Bracket. No contento con el resultado excesivamente trágico, el personaje de Thorton fallecía, reescribió el guion con Bracket y convirtió a “El Dorado” en una especie de revisión de “Río Bravo”. Ambas junto a “Río Lobo” constituyen una peculiar trilogía en la que no sólo se repiten los estudios en los que fueron rodadas, el pueblo de Old Tucson (también utilizado para otras producciones como “Wínchester 73”, “Duelo de titanes”, “Hombre” o “Joe Kidd”); sino situaciones e incluso planos.



De esta forma en el filme que nos ocupa podemos rastrear la huella de “Río Bravo” tanto en el esqueleto argumental (un grupo reducido de amigos enfrentados a un enemigo superior) como en escenas, entre las que destaca el enfrentamiento de los protagonistas en una iglesia que culmina en el saloon (en “Río Bravo el enfrentamiento tenía lugar en unas cuadras); o, incluso, en planos como aquel en el que Wayne da una patada a la botella que pretendía recoger Mitchum, mientras que en el filme de 1959 el objeto de su pie era una escupidera de la que iba a recoger Dean Martin una moneda.



No obstante esta película presenta grandes diferencias con su modelo:
Se aumentan considerablemente las escenas humorísticas y de corte costumbrista, fundamentales para conocer a los protagonistas y simpatizar con ellos.



En consonancia con el punto anterior, el alcoholismo de J. P. Harrah es tratado de forma cómica, lo que da lugar a algunos gags memorables, mientras que en “Río Bravo” el personaje de Dude era más dramático.



Junto a los veteranos tenemos a un joven,  pero en “Río Bravo” era, pese a su edad, un experto pistolero y en esta Mississippi tan sólo sabe manejar el cuchillo, por lo que su falta de soltura con las armas de fuego dará lugar a nuevas situaciones cómicas.



ARGUMENTO: El cacique de El Dorado, Bart Jason, presiona a la familia McDonald con el objeto de apoderarse de sus propiedades. Cole Thonton, un veterano pistolero, junto a un joven inexperto, Mississippi, y un veterano amigo, Bull, ayudará al alcoholizado sheriff de la localidad, antiguo compañero de aventuras, para restablecer la situación.



Creo que no descubro nada al sostener que Howard Hawks es uno de los mejores directores de la historia del cine. Sí además afirmo que “El Dorado” está al nivel de sus mejores películas, sin duda estamos ante una obra maestra. Una película maravillosa que se caracteriza por la forma tan lógica que fluye tanto la historia como las distintas escenas que la componen, a través de las cuales Hawks, como también había logrado en “Río Bravo” o “Hatari”,  consigue que nos encariñemos con un grupo de amigos enfrentados a un rival muy poderoso. Porque la clave de la película es la palabra amigos, sin duda la más repetida a lo largo del filme; así Hawks va a concebir este western como una apología de la amistad a través de unos personajes para los que esta es un valor supremo. Por ello Mississippi dedica dos años de su vida a vengar a su mentor, Cole Thornton no duda en atravesar un estado para ayudar al sheriff Harrah al enterarse de que se ha convertido en un borracho y este tampoco vacila en aceptar el trueque de Thornton por Jason a pesar de que el hecho suponga perder su mejor opción y quedarse en una situación muy delicada y arriesgada. Amistad en estado puro que resume perfectamente Maudie al afirmar acerca de Harrah  y Thornton que: “Le salvaste la vida o él a ti, o mutuamente y nunca os lo echaréis en cara. Hombres”. Son en definitiva modernos caballeros andantes prestos a ayudar a sus amigos, luchar contra el mal y establecer el orden natural. Hombres leales que a cualquiera le gustaría tener a su lado en caso de dificultades.



Igualmente, Hawks abordará otros dos temas: 
La profesionalidad, cuestión habitual en su filmografía, sobre todo a través de la relación entre Thorton y McLeod, dos pistoleros que muestran en todo momento su respeto, o en la actitud de Thorton al rechazar la participación de la familia McDonald en el enfrentamiento con Burt Jason al indicarle al padre que: “Digamos que estoy de parte de usted y este no es trabajo para aficionados”.



El paso del tiempo,  ya que nos vamos a encontrar con unos héroes más maduros y vulnerables que en “Río Bravo”. Un Cole Thorton que sufre parálisis temporales en su brazo derecho y un John Paul Harrah en el que el alcohol ha hecho estragos.



Junto a la gran dirección de Hawks destaca el tándem protagonista: Mitchum-Wayne, Wayne-Mitchum. Ambos nos ofrecen una lección interpretativa al alcance de muy pocos y plena de naturalidad, de tal forma que hay secuencias en las que da la sensación de que el director les hubiera rodado con cámara oculta. Acompañándoles aparecen Charlene Holt retomando prácticamente, aunque unos años después, el papel de Feathers interpretado por Angie Dickinson en “Río Bravo”; un joven James Caan; Arthur Hunnicutt en un rol pensado para Walter Brennan que no pudo incorporarse al proyecto por problemas de agenda; el televisivo Edward Asner y Christopher George que coincidiría posteriormente con Wayne, con mejor suerte para sus personajes, en “Chisum” (1970) y “Ladrones de trenes” (1973).



Por último, hay que destacar en su último trabajo y recuperado tras varios años de ostracismo al veterano Harold Rosson como director de fotografía, al que Hawks pidió que captara la luz nocturna de los cuadros de Remington; y los estupendos títulos de crédito con cuadros de Olaf Wieghorst, que interpreta el papel del armero en la película, mientras suena el gran tema compuesto por Nelson Riddle.



“El Dorado”, una lección magistral de cine. Cine con mayúsculas. Una de esas películas que me mostró como pocas la magia del séptimo arte, que me hizo amarlo de niño y que todavía hoy me sigue atrapando.


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Por: Xavi J. PruneraNota: 8

Hará un par de años, cuando revisé “Río Bravo” por última vez, ya dije que el western de Hawks me parecía -si no el mejor- sí el más querido y representativo de todos. Así pues, teniendo en cuenta que “El Dorado” también es de Hawks y que este cineasta seguía rodando y narrando la mar de bien en 1966, no entiendo por qué puñetas la gente se empeña en catalogar esta peli como una obra menor. Como un burdo plagio. Como la hermana bastarda de “Río Bravo”. ¿Acaso no es lícito explotar y sacarle el máximo rendimiento a un esquema argumental o a unos personajes que previamente han funcionado tan bien? ¿Acaso no hicieron lo propio cineastas como Hitchcock, Bergman, Leone o Kurosawa? ¿Acaso tan difícil es analizar o comentar un film sin prejuicios?

Tampoco considero, por descontado, que las líneas argumentales de “Rio Bravo” y “El Dorado” se parezcan tanto como dicen. Y menos, el tono. Mucho más cómico, y dramático a la vez, en “El Dorado”. Y lo mismo diría de su terna protagonista. En mi opinión, mucho más atractiva en “El Dorado”. Con un John Wayne más guasón, un Robert Mitchum más carismático y un James Caan más solvente. Quizás eché algo de menos el rollete que se traían John Wayne y Angie Dickinson en “Rio Bravo”, pero bueno, a sabiendas que la subtrama romántica suele ser algo muy secundario en westerns de este tipo tampoco creo que eso tenga demasiada importancia.

En fin, que “Rio Bravo” es mucho “Rio Bravo”, sí, pero “El Dorado” es oro. Oro puro.

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