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jueves, 8 de junio de 2017

SALARIO PARA MATAR

Il Mercenario - 1968

Director: Sergio Corbucci
Guión: Corbucci y Luciano Vicenzoni entre otros
Intérpretes:
- Franco Nero: Sergei Kowalski (El polaco)
- Tony Musante: Pancho Román
- Jack Palance: “Ricitos”
- Giovanna Ralli: Colomba
- Eduardo Fajardo: García

Música: Ennio Morricone
Productora: Produzioni Europee Associati (PEA)
País: Italia/España/USA

Por Güido Maltese. Nota: 6,5

El polaco: "Os voy a dar una bala a cada uno. Caminaréis en direcciones opuestas y cuando yo haga sonar la campana por tercera vez... volveos y disparad"



Ningún director de Spaghetti Western alcanzó la notoriedad y perfección de Sergio Leone, pero algunos cumplieron con creces aportando títulos más que dignos al género. Entre ellos destacó Sergio Corbucci (que junto a Leone y Sollima son conocidos cómo “Los tres Sergios”) que dirigió un puñado de buenos SW entre los que destacan el maravilloso “El gran Silencio”, el film de culto “Django”, “Los Compañeros” o “Los despiadados”. Y, por supuesto, la que nos ocupa que, para mí, es su segundo mejor film sólo superado por “El gran silencio”.

Estamos ante un denominado “Zapata western”, que son los SW ambientados en la revolución mejicana. Nos cuenta la historia de un campesino, Pancho, que se rebela contra el cacique local y forma su propio ejército revolucionario. En su camino se cruza Sergei Kowalski “El polaco”, un mercenario sin escrúpulos que sólo actúa a cambio de dinero. Con esta premisa, se construye un guión sólido y muy bien hilvanado dónde, a mi parecer se nota y mucho, la mano de Vincenzoni (guionista de “Agáchate maldito”, “De hombre a hombre” o “La muerte tenía un precio”). La película aúna acción a raudales, humor sin desfase, algunos buenos diálogos y consigue mantener la atención del espectador de principio a fín, sin altibajos ni perdiendo el rumbo en ningún momento.


Corbucci dirige con soltura y mantiene la estructura y clichés “spaghetteros” en todo momento (incluso en el hecho de tratar a los mejicanos cómo unos brutos, sucios e ignorantes). Y sobretodo se mantiene la figura del antihéroe típica del género; no hay “buenos”, todos se mueven por interés personal sin el más mínimo escrúpulo moral.


El que merece un párrafo para él solito es el gran Morricone. La banda sonora, y el especial el tema “l`Arena”, es espectacular y perfecta. Sin llegar a la simbiosis conseguida con Leone, Morricone dota a Corbucci de una de las mejores composiciones del género para uno de los mejores duelos del Western en general y no sólo del Spaghetti. Sin olvidar la gran aportación de Alessandro Alessandroni con su guitarra y sus “Cantori moderni” a los coros y un trompetista, que no sé quién fue, pero que está a la altura de un grande como Michele Lacerenza. ¡Por algo el “listo” de Tarantino utilizó dicho tema en “Kill Bill 2”!



Entre el elenco de actores, un solvente Franco Nero defiende con nota su papel de mercenario egocéntrico, mortífero, mordaz y socarrón que se aprovecha continuamente de la simpleza de mente de Pancho, interpretado por un solvente Tony Musante, actor ítaloamericano en su primer papel coprotagonista. Y tras ellos el gran Jack Palance interpretando a un curioso personaje llamado “ricitos”... ya imaginaréis que por la cabellera que luce.


Como comenté anteriormente, lo mejor del film es el duelo final. Siguiendo las premisas del Leone en “La muerte tenía un precio” y “El bueno, el feo y el malo”, Corbucci utiliza el espacio circular, en este caso una plaza de toros, pero aporta ciertas variaciones al “triello”: Uno de los tres actúa de árbitro, a otro le viste de payaso y ambos duelistas utilizan un Winchester que han de cargar antes de disparar. La música va in crescendo según van caminando de espaldas entre ellos y se acopla como un guante a toda la escena. ¡Y Jack Palance borda una muerte digna de un Oscar de Hollywood!


En definitiva, uno de los grandes títulos del Western Europeo de obligada visión para el aficionado al Western en general. Si lo puntuase sólo dentro del género le pondría un 8 como mínimo.