Director: Quentin Tarantino
Guion: Quentin Tarantino
Reparto:
- Samuel L. Jackson: Major Marquis Warren
- Kurt Russell: John Ruth "La Horca"
- Jennifer Jason Leigh: Daisy Domergue
- Walton Goggins: Sheriff Chris Mannix
- Tim Roth: Oswaldo Mobray
- Michael Madsen: Joe Gage
- Bruce Dern: General Sandy Smithers
- Demián Bichir: Bob
Música: Ennio Morricone
Productora: The Weinstein Company
País: Estados Unidos
Por: Xavi J. Prunera. Nota: 8,5
“Cuando llegue al infierno, diga que le envía Daisy” (Daisy Domergue a John Ruth)
Si soy objetivo o no con mis reseñas no lo sé. Pero lo que sí sé, sin lugar a dudas, es que jamás he pretendido serlo. Y menos, con Tarantino. Un cineasta al que admiro y que nunca -repito: nunca- me ha decepcionado.
Dicho esto también me gustaría añadir que me considero una persona con criterio. O con cierto criterio, al menos. Como poco, el mío. Y ese criterio propio, personal e intransferible, me dice que “The Hateful Eight” no decepcionará a los que, como yo, admiramos a Tarantino. En primer lugar, porque su autor es fiel a sí mismo y no hace nada que no esperáramos de él. Y en segundo lugar, porque siendo incuestionablemente fiel a sus propios principios cinematográficos, con “The Hateful Eight” los rebasa y los sublima logrando su más preciada y genuina quintaesencia.
Si os gusta que la música (en este caso, de un escalofriante Morricone ni más ni menos) enriquezca, si cabe, escenas de gran poderío visual, en “The Hateful Eight” lo vais a poder constatar más de una, de dos y de tres veces. Si os gusta el Spaghetti-Western, en “The Hateful Eight” descubriréis referencias. Si os gusta el humor negro, pero negro-negro —como el café de Minnie— en “The Hateful Eight” Tarantino os servirá no una, sino dos tazas. Y si os gusta un buen baño de sangre (con toque emotivo incluido) antes de levantaros de la butaca, os aseguro que ésta es vuestra peli.
Pero si en algún aspecto Tarantino riza el rizo por encima de cualquier expectativa previa es, sin lugar a dudas, en el guión, en la trama. Una trama que podría haber firmado el mismísimo Alfred Hitchcock o la insigne Agatha Christie y que Tarantino va desmadejando sin prisa pero sin pausa. Administrando los tiempos y los recursos (elipsis, capítulos…) como solo un gran narrador sabe hacerlo y manteniendo el pulso, la fluidez y la tensión de la historia en todo momento hasta los títulos de crédito finales. Algo que no debe resultar nada fácil cuando manejas un metraje tan largo y una localización (la parada de postas en las montañas) que si bien no llega a ser tan claustrofóbica como había imaginado a priori, sí podemos considerarla —naturalmente— como cargada, viciada y explosiva hasta límites insospechados. Un polvorín, vaya.
Y si no le otorgo mayor puntuación, la verdad, es porque la primera media hora se me hizo algo remolona (la peli va, descaradamente, de menos a más), porque algunos secundarios están desaprovechadísimos (Samuel L. Jackson, Kurt Russell y Jennifer Jackson Leight, por otra parte, se “comen” a todos los demás) y porque siempre espero un poco más de Tarantino. Y algo me dice que su última obra maestra… aún está por llegar.
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Por: Valen García. Nota: 7,5
Bob: Parece que con eso me está llamando mentiroso, mi negro amigo.
Mayor Marquis Warren: ¡Sí, lo parece! ¡tiene usted razón! Pero aún no lo he hecho.
No me gustó que el cartel promocional rezara “La 8ª película de Quentin Tarantino”. Al principio pensé que podría tratarse de un simple y llano recurso de marketing pero, obviamente, a Tarantino eso no le hace falta. Por si fuera poco, la frasecita de marras estropea incluso el diseño realizado por BLT Communications, que recupera el estilo de las ilustraciones en los carteles cinematográficos. Pero es que, además, también la introduce en el trailer.
Y hoy he descubierto que Tarantino vuelve a autohomenajearse en los créditos iniciales de la película con la misma frase. Resumiendo: cuando al talento de QT se le suma la vanidad, a este director le da por regalarnos tonterías como ésta. Pero olvidemos este detalle y vayamos al grano. En capítulos, como le gusta a él.
Capítulo 1º - El engaño
Acabo de visionar un western, con una puesta en escena muy teatral, que transcurre al final de la Guerra Civil. Un western del que yo, francamente, esperaba mucho más. O mejor dicho: del que no esperaba esto. Un western que todo el mundo recordará, en un futuro, por una felación y un gran baño de sangre.
Capítulo 2º - 100% Tarantino
Naturalmente, la criatura también tiene sus cosas buenas. Y aunque no me acabaron de convencer esos títulos iniciales, con los que "a priori" tendría que haberse lucido, debo reconocer que el arranque de la peli, con esos paisajes y esos personajes, me cautivó plenamente.
Capítulo 3º - Tarantino tiene a Morricone
Una atmósfera, gélida e intrigante, perfectamente lograda. Unas partículas de polvo y de nieve que se aprecian en el ambiente. Unos halos de vapor que salen de las bocas al hablar. Unas magníficas luces volumétricas obra de Robert Richardson, el director de fotografía, que realiza un trabajo excelente.
Una decoración de interiores maravillosa a cargo de Yohei Taneda. Toda una serie de detalles que constatan, en definitiva, que “Los odiosos ocho” es una peli trabajada. Que cuida hasta el más mínimo detalle. Pero ninguno tan importante, sin lugar a dudas, como la partitura de Morricone, el músico italiano que, a sus 87 años, se va a llevar el Oscar a la mejor BSO que aún le deben.
Capítulo 4º - Los Act8res
Capítulo 5º - Mi resumen
Pese a que la peli empieza muy bien, con planos y encuadres muy elegantes, lo cierto es que al cabo de un rato la cosa se tuerce. Me da la sensación que QT no puede continuar sin ser él mismo y su juego de preguntas y respuestas, sus repeticiones y su verborrea me agotan. Momentos interminables que alargan el metraje y no aportan nada. Me estoy refiriendo a cuando Michael Madsen se ata el pañuelo al cuello, a cuando van clavando los postes y la cuerda que conecta la mercería al granero y al retrete, a cada vez que deben cerrar la puerta de entrada clavando esos dos puñeteros tacos de madera... Así pues, me sobra todo eso y la enumeración de capítulos, la voz en off, la cámara lenta y un buen par de arrobas de tinta roja. Y es que, Querido Quentin, como amante del western me quedo definitivamente con tu 7ª película.
Capítulo 6º - Puntazo final
Eso sí: el diseño de los créditos finales, con sus puntitos y sus llaves “al estilo de antes”, es un bonito detalle para el espectador. Eso y la gran canción de Roy Orbison, por supuesto.
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Por: Güido Maltese. Nota: 7
John Ruth "La Horca": ¡Acércate! pero, recuerda... suave como la melaza!
Decepción, esto es lo que sentí ayer después de 3 horas sentado en una butaca del cine.
Decepción, sí, pero no toda la culpa es de Tarantino….fuí con tantas expectativas de ver una obra maestra y tantas ganas de disfrutar cómo un enano con diálogos maravillosos y una gran banda sonora, tantas ganas de vibrar con esa violencia final típica de Quentín y tanta ilusión por ver un nuevo gran western…que el batacazo fue mayor del que, en justicia, me infringió la película en sí.
Hacer una reseña con un sólo visionado y unas pocas horas después de dicho visionado, me resulta bastante complicado y, por añadidura, siendo la película tan reciente, procurando no contar nada que pueda dar pistas a los que no la hayáis visto aún. Aún así, intentaré daros mi opinión personal de la manera más objetiva posible.
Veréis, la película tiene un inicio bueno, muy bueno incluso… la presentación de los personajes, el paraje dónde se desarrolla, la fotografía, los diálogos, etc, crean en el espectador ese sentimiento de “menudo peliculón voy a ver hoy!”, pero a medida que el film avanza y se convierte prácticamente en una obra de teatro, ese sentimiento va decayendo y tornándose en ese otro de “venga coño, que llegue el clímax final ya!”
Para mí, la culpa de todo esto la tiene, en gran medida, el guión….aparte de hacer algunas aguas que no puedo explicar por los spoilers, los diálogos, tan buenos y típicos en el cine de Tarantino, son aquí insulsos, sin fuerza, no logran engancharme, no tienen nada de especial. Esos diálogos maravillosos entre el doctor King Schulz y Django aquí no existen. Aquí son conversaciones banales que no aportan nada y, encima, se agrava con el excesivo metraje que tampoco nos aporta nada.
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Por: Jesús Cendón. Nota: 6
John Ruth "La Horca": Nadie dijo que ese trabajo fuera a ser fácil.
Mayor Marquis Warren: Tampoco dijeron que fuera a ser tan difícil.
No soy un fan de Tarantino pero reconozco que he disfrutado, y mucho, con sus películas. Me impactó la violencia seca y contundente de “Reservoirs Dogs”; en “Pulp Fiction”, su mejor filme para mí, las distintas historias encajaban perfectamente, “Jackie Brown” supuso un sincero y sereno homenaje al cine blaxpoitation; tanto “Kill Bill” como “Malditos bastardos” me entretuvieron además de contener escenas magistrales; y aunque me mosqueó “Django desencadenado”, porque creo que su ego nos impidió ver una película extraordinaria (malditos cuarenta últimos minutos), me divertí bastante viéndola. Todas ellas tienen una característica en común, son muy entretenidas.
Porque una película no sólo consiste en rodearte de un grupo de buenos profesionales sino en tener una buena historia que contar. Así, la cinta desde el punto de vista técnico (fotografía, dirección artística) es irreprochable, la banda sonora de Morricone aunque no contiene temas pegadizos es muy adecuada y Tarantino nos muestra una vez más que sabe situar y mover la cámara como pocos realizadores en la actualidad; pero el filme falla por la base, por el guion y, lógicamente, el resultado no puede ser bueno si el libreto en el que se fundamenta es tramposo y mediocre, carece de lógica y cuenta con fallos garrafales.
Atención a los que no hayáis visto la película porque a partir de ahora os puedo destripar la misma.
En primer lugar, Tarantino empieza con engañarnos mediante el título ¿Quiénes son los odiosos ocho y por qué? Los principales personajes son nueve y a ellos, en el tramo final, se le suma un décimo. Y en este último radica la mayor trampa del guionista-director. En una película no vale todo para atraer la atención del espectador. Así se saca de la chistera un conejo con el que obtiene un giro inesperado, pero es que ni tan siquiera lo había anunciado mínimamente sino que aparece por sorpresa y es posteriormente, a través de un desafortunadísimo flashback, cuando el espectador conoce de su existencia. Tarantino nos ha tendido una trampa que resta credibilidad al filme.
Seguimos con inventos-errores y toca ahora hablar del hermano de Daisy, que se ha escondido en el sótano vaya usted a saber por qué, ya que eran, en principio, cuatro pistoleros contra un cazador de recompensas, ¿Son tan torpes que entre cuatro no pueden acabar con él o ha sido una trampa que nos ha colado Tarantino, como dije en el primer punto, para sorprendernos de forma artificiosa? A lo que iba. El pistolero agazapado dispara en sus partes nobles al mayor y este, lógicamente, cae. Pues el amigo, con sus santas narices, no le remata y tampoco se sabe el porqué. Claro, pasa lo que tiene que pasar que le vuelan la cabeza. Tarantino, a través de este personaje, demuestra, a pesar de su pasión por el spaghetti western, que no ha aprendido la lección de “El día de la ira”: Cuando dispares contra un hombre mátalo, si no antes o después te matará él a ti.
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